domingo, 23 de enero de 2011

¡Cómo pasan los meses!

¡No puedo creer que haya pasado tanto tiempo desde mi última reseña! Debo confesar que me he mantenido mucho en el círculo de los mismos restaurantes, en los que es práctico comer, pero que ya no me inspiran para escribir.

De lo que vale la pena destacar en estos últimos meses va en la línea de:

Unos maravillosos chicharrones y gallina con salsa de tomate y chiltepes a un costado de la gasolinera Texaco de El Rancho, en El Progreso. En mi opinión, los mejores chicharrones del mundo.

Un filete de pargo con baby octopus en su tinta, y luego con una joya de postre de tres muosses de chocolate que comí en Clíos.

Una cuidadosamente cocinada tilapia a la parrilla de la Hacienda Real de Condado Concepción. Pedí una también un día en la de la zona 10, pero esa no estaba fresca, y otro día comí una en la Hacienda de los Sánchez, que está justo en frente, pero esa estaba tan descuidada que hasta escamas traía.

Un estimulante pollo con aceite de ajonjolí de Bing Bing en la zona 9, y mucho, mucho pa cham kai.

Por otro lado, he estado tratando de comer menos cosas que son malas para los triglicéridos, la diabetes, el colesterol, y el reflujo gastroesofágico. Total, estas preocupaciones me han reducido drásticamente el gusto de salir a comer. Las fiestas de fin de año me significaron una tregua en eso, lo que me permite publicar algo para empezar el año. Espero, sin embargo, poder planificar aunque sea una reseña que valga la pena al mes ¡Esperemos que mi páncreas no me pase la factura!

Restaurante Biba Trattoria

Ubicado en la 10a avenida 5-49 zona 14

No recuerdo cuándo fue la última vez que entré a un restaurante y que todas las mesas estuvieran llenas, lo que me dio una muy buena impresión de Biba Trattoria. Esperé unos minutos sentado en el bar, impresionado por el atinado detalle de construir un bar alrededor de un árbol. De la factura, se puede ver que Biba es del mismo grupo de los restaurantes Giuseppe Verdi y de Ambia. Debo decir que de los tres, Biba es el que tiene la atmósfera que más me cautivó: desenfadada, y menos formal, como lo sugiere el término "trattoria".

Cuando una mesa por fin se desocupó, procedí a sentarme, no sin tener que evadir el reflejo del sol de medio día, que al rebotar en los vidrios de los autos del parqueo, no dejaba de perseguirme. Si no entendí mal, una de las especialidades del lugar es la pizza, pero al ver "ossobuco" en el menú, no tuve que pensarlo más. Pregunté al mesero "cuénteme cómo está el ossobuco hoy"; "¡muy fresco!" me dijo con la seguridad de quien sabe bien de lo que está hablando. A través de su intercomunicador inalámbrico, el mesero avisió inmediatamente a la cocina mi orden de ossobuco para adelantar la preparación. Después de degustar una entrada de berenjena gratinada (¿pisano, se llamaba? ya no recuerdo bien), me llevaron el suculento ossobuco.

La pieza de carne se posaba gloriosa en el centro del plato, guarnecida con un cremoso risotto. Ataqué la médula del hueso con diligencia, pues su consistencia gelatinosa y su aroma no se aprecia bien si se deja enfriar. Ciertamente estaba muy fresca, y se combinaba con el seductor aroma de limón que sutilmente invadía a la salsa de tomate, base suculenta del platillo.

Encantado con la excelencia de la carne y la salsa, voltee hacia el risotto, que ofrecía un llamativo contraste con la intensamente colorida salsa. Cuando me llevé el risto a la boca, el aroma de la salsa del ossobuco y su encanto ¡desaparecieron por completo! "¿a dónde se fue?, ¡totalmente neutralizado! ¿será ese el efecto deseado?" me pregunté. Hubiera preferido una guarnición que realzara la salsa, en lugar de tener un contraste tan marcado.

Mi postre consistió en un helado de toronja. Las bolitas cítricas fueron un buen cierre para mi comida. Vi cómo otro comensal había pedido un postre similar, y terminó rompiendo el recipiente de vidrio por quererle meter la cuchara con mucha fuerza al helado.

Por una agradable experiencia, y un delicioso ossobuco, a Biba Trattoria con gusto le otorgo cuatro lenguas y media :P :P :P :P :p

¿Quién es el más grandioso?

¿Los Beatles, los Rolling Stones o Led Zeppelin? ¿Sócrates, Platón o Aristóteles? ¿Paulino's, Katok o El Rincón Suizo? El debate de quién es el más grandioso de todos es tan apasionado como inagotable. Bueno, en realidad no es para tanto, pero hay que reconocer que estos tres restaurantes se disputan con mucha competitividad los clientes que pasan por Tecpán, punto intermedio entre Quetzaltenango y la ciudad capital, seduciéndolos con sus fachadas rústicas, sus embutidos ahumados, y la constelación de ventas de frutas y artesanías que orbitan a su alrededor.

Los datos de los restaurantes son los siguientes:

Katok: ubicado en el Km 87.5 Carretera Interamericana. Teléfono 78403384
Rincón Suizo: ubicado en el Km 94 Carretera Interamericana. Teléfonos 55544360, 59839091
Kapé Paulino's: ubicado en el Km. 87.5 Carretera Interamericana. Teléfono 78403806

Restaurante Kapé Paulino's

Ubicado en el Km. 87.5 Carretera Interamericana. Teléfono 78403806

En Kapé Paulinos pedí una porción de pierna de cerdo con salsa morena. “¿La salsa es hecha con harina?” le pregunté al mesero “No, es hecha con puras verduras” me respondió. Bueno, pondremos a prueba la susodicha salsa, pensé. De tomar pedí un excelente chocolate servido en batidor de barro ¡Inigualable! Tal vez un poco dulce, pero la sensación porosa y áspera del barro, por la que fluye el chocolate aromático y envolvente, realzado por el clima frío de Tecpán, resulta en una experiencia casi mística.

Me llevaron mi porción de pierna, acompañada de cebollines y una bastante ordinaria ensalada de lechuga y tomate ciruelo. Exprimí el jugo de un limón sobre mi ensalada (¡ay, mire que carísimo está el limón!), y al comerla justo me ardió la herida que en un labio me había hecho unos días antes, comiendo un lap cheong al mismo tiempo que bajaba unas gradas, combinación de actividades sumamente peligrosas que pagué caro.

Ataqué la pierna, que estaba jugosa y bañada en una salsa morena sorprendentemente compleja, honesta y ligera, un éxito total. El mesero tenía razón, la salsa era de verdaderos jugos y aromas naturales, sin aditamentos ni falsificaciones. Una comida muy convincente rodeada de la atmósfera más bien ruidosa y ajetreada del restaurante, de muebles incómodos, al rededor de los que corren niños, comensales entran y salen, antes de largos viajes hacia sus destinos, y la música de marimba orquesta parece darle aún más sabor a los platillos ¡Cuatro lenguas para Kapé Paulino's! :P :P :P :P

Restaurante Katok

Katok: ubicado en el Km 87.5 Carretera Interamericana. Teléfono 78403384

Katok es un restaurante de larga tradición. La leyenda extraurbana cuenta que Katok se levantó de las cenizas de la guerra civil para tener tanto éxito (no es que no lo haya tenido antes) que de sus entrañas brotó Kapé Paulino's, para hacerle una magnífica competencia.

El ranchón de Katok es evocador y silencioso, o por lo menos así lo percibí cuando me senté a la mesa y tomé conciencia del tema de “el Fantasma de la Ópera” que en versión de música ligera iba a morir a esos muebles de troncos pulidos, casi petrificados, que son los comedores.

Unos soberbios jamones ahumados cuelgan sobre el ruidoso enfriador del tiempo de Ubico, que almacena otros embutidos que hicieron célebre a este restaurante.

Al ver que el menú incluía pierna con salsa morena, hice mi tradicional pregunta sobre si la salsa morena estaba hecha con harina, a lo que el mesero respondió un sincero “sí”, por lo que me decidí por una porción de costilla, la cuál pedí acompañada de frijoles en lugar de papa.

Para esperar el platillo me sirvieron una sopa de cebolla...o de espárragos, ¡ya no me recuerdo! Lo que sí recuerdo es que era de sobre, un mal augurio. El mesero me llevó mi costilla con un acompañamiento de chirmolito en un recipiente separado, algún vegetal y, lo que más me llamó la atención: una minúscula porción de frijoles volteados. La costilla tenía una superficie como granulada, por lo que pregunté al mesero si le habían puesto harina. Después de una diligente investigación, el mesero regresó para indicarme que era el “sazonador” o un término similar, dando a entender que para sazonar la costilla le ponían una combinación de ingredientes que resultaban en esa superficie como de granitos diminutos.

Pues los granitos diminutos sobre el delgado corte de la costilla no resultaron en una propuesta que me convenciera. También probé unas longanizas ahumadas, que tenían mucho más carácter y riqueza que mis poco jugosas costillas. Esto, combinado con la sopa que me supo sintética y la escasez de los frijoles, me inducen a darle a Katok no más de dos lenguas y media :P :P :p

Restaurante El Rincón Suizo

Ubicado en el Km 94 Carretera Interamericana. Teléfonos 55544360, 59839091

El Rincón Suizo es una cabañona que se alza sobre una ladera donde los pinos y las niebla se juntan con frecuencia para recibir a los comensales que buscan comida caliente y reconfortante. Con un enorme local y un menú de igual tamaño, no tuvimos problema en acomodar los gustos y espacios de cinco personas que comimos y bebimos por menos de Q400.

Nuestras órdenes incluyeron porciones de costilla en barbacoa, asado de lomito, jamón ahumado, lomo adobado, y yo que pedí una ¡QUESOBURGUESA! Resulta que unas horas antes me había comido unos chicharrones y morcilla de San Felipe. El Blutwurst vienés, la morcilla con mejorana húngara, y la morcilla argentina palidecen ante la magnífica combinación de aromas y texturas de la morcilla de San Felipe, un verdadero lujo que me debería dar por lo menos una vez al mes. Debido a la bendita morcilla, al pasar al Rincón Suizo no tenía mucha hambre. Sabía que si pedía una porción de costilla o embutidos ahumados, no iba a poder evitar terminarla, con indigestas consecuencias. Por lo tanto pedí una quesoburguesa, que bien sabía que no terminaría, pero que podía envolver para llevar y darle fin más tarde.

Con esa lógica fue que me di a la tarea de “picar” como decimos aquí, de los platos de mis acompañantes. Lo que más me impresionó fue el lomito asado. La frescura de la carne, el punto de cocimiento término medio, pero sobre todo el extraordinario aroma ahumado, me dejaron muy impresionado, preguntándome que fórmula de carbón se puede encontrar en esa parte del país para que resulte tan singular.

Además del lomito, debo mencionar la soberbia costilla. Un corte grueso, jugoso y tierno bañado con una salsa barbacoa franca y orgánica. El jamón y el adobado destacaban por sus aromas especiados y curtidos. Todos estos mordiscos los complementé con el chocolate en batidor de barro, menos dulce y más espeso que otros, definitivamente insuperable.

Mi quesoburguesa, al final de cuentas no tuvo nada de extraordinario, aunque estaba acompañada de papas fritas muy bien logradas, algo difícil de encontrar en áreas rurales. El punto final de esta maravillosa experiencia fue un sorbo de jugo natural de moras, con un perfecto control de acidez y dulzura.

El videoconcierto de Selena que estaban pasando en las pantallas planas del lugar, el lujoso baño del ala poniente, y la frísima agua del lavamanos dan al Rincón Suizo un carácter de serio desenfado, donde el servicio es de excelente calidad, y la comida es un festín. De no ser por mi deslucida hamburguesa, probablemente le hubiera dado la calificación máxima. Calificación: cuatro lenguas y media :P :P :P :P :p