domingo, 1 de noviembre de 2009

El Festival de la Tortuga

Alrededor del asueto del 20 de octubre, se celebró en la aldea Monterrico, del municipio de Taxisco, Santa Rosa, el Primer Festival de la Tortuga, con actividades culturales, deportivas y artísticas. El espectáculo central, por supuesto, era la liberación de las tortugas recién nacidas alrededor de las 5pm todos los días. Evidentemente, a pesar del nombre del festival, la sopa de tortuga y los huevos de parlama estaban fuera de toda consideración gastronómica.

El hotel y restaurante Café del Sol tenía un menú especial para la ocasión. Monterrico no es en absoluto un lugar elegante y sofisticado, pero su encanto radica precisamente en su sencillez, aunada a su atmósfera desenfadada, pero cosmopolita.

Olvidé tomar agua quina, cosa que acostumbro para reforzar el efecto del repelente de mosquitos, por lo que regresé a la ciudad con un souvenir de abundantes picaduras.

Durante mi estadía en el Café del Sol, que me parece es uno de los mejores lugares para comer, probé un ceviche monterriqueño, un pescado con salsa de tamarindo y manías, un carpaccio de atún, una sierra a la plancha y un soberbio caldo de mariscos.

El carpaccio era un experimento un poco atrevido para mi gusto, con texturas gelatinosas, aromas agresivos de pescado, y pan de poco conspicua presentación, no fue algo que volvería a pedir. Al contrario, el pescado en salsa de tamarindo era un plato más interesante, con una vistosa salsa agridulce sobre un filete jugoso, si no estoy mal, de dorado.

El ceviche monterriqueño lo sentí fresco, con un toque agrio inmejorablemente modulado, servido en una copa de esas que llaman "tongolele" o "chimbombona" o "chivola". Una copa gemela con una michelada fue el acompañamiento perfecto para este bocadillo costero.

El caldo de mariscos era el típico platón con una jaiba, un buen pedazo de tacazonte fresco, uno de los mejores pescados para hacer sopa, en mi opinión, y una docena de camarones, o algo así. Los camarones tenían un gusto extraño, por lo que no los comí todos. El pescado y la jaiba sí fueron mi deleite, abrigados por el aromático caldo.

La sierra, por ser un pescado sin escamas, tiene una piel más gruesa y una carne que no es muy delicada, pero bien preparado, como en esta ocasión, puede ser un plato bastante convincente.

Aunque el restaurante era en general un poco lento, tenían el atino de llevarle a uno nachos con queso mientras esperaba.

Las cervezas me mantuvieron a salvo de la deshidratación (right!) y la comida, el paisaje y un buen masaje, fueron la combinación inmejorable para un fin de semana largo.

En mi trayecto hacia Monterrico pasé a desayunar a un lugar que está después de Sarita, cuyo nombre no recuerdo, pero es un local con restaurante, tienda de conveniencia y tienda de artículos para surf. Ahí me tomé un atol de plátano espectacular. A mi regreso, pasé desayunando en Nais, unos huevos en salsa de espinaca dentro de un pan campesino, muy agradable también.

En la carretera de Monterrico a Hawaii está el hotel Dos Mundos, a donde pasé para hidratarme después de una caminata, y cuyo menú me llamó mucho la atención. En mi próxima visita pasaré por allí para verificar si la comida vale lo que cuesta.

Mi calificación general para el Café del Sol, es un balance bastante positivo de tres lenguas y media, muchos éxitos para el próximo Festival de la Tortuga! :P :P :P :p

1 comentario:

  1. Veo que nunca le ha dedicado una publicación al Nais Aquarium del Oakland Mall. Sería interesante la experiencia. El lugar tiene un ambiente muy agradable. Solo he estado una vez, por eso creo que mi comentario no le haría justicia. Probé unos fettuccini Alfredo que francamente, como dice el poema, "no me mueve mi Dios para quererlos". Sin embargo, el café que pedí al final estaba mucho mejor. Espero que se dé una vuelta cuando pueda y nos regale uno de sus sabrosos y jugosos (es joda, obviamente) comentarios. Saludos

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