domingo, 31 de julio de 2011

Restaurante El Sereno

Ubicado en la 4a avenida norte No. 16, La Antigua Guatemala. Teléfono 78320501 y 42622365

Entrar el Sereno me recordó un poco las casas en forma de 7 de los barrios centrales de la ciudad de Guatemala, donde un patio central, que en La Antigua se transforman en soberbios jardines, sirve de punto focal para una serie de salones y cuartitos que, adaptados con ingenio, se convierten en ambientes con atmósferas propias, que en el caso de El Sereno incluyen un salón para un grupo numeroso, y lo más fascinante, una cuevita forrada de piedra, usada en algún momento como cava, que se transforma en un rincón acogedoramente romántico para la pareja que quiera reservarla.

Después de confirmar que también tuvieran servicio en la terraza que está en el lado poniente, subí las gradas, añosas y ataviadas de plantas y hasta un estanque de peces dorados, hasta llegar a donde están las mesas, unas bajo una pérgola de tumbergias (digo yo, no me tomen la palabra), rodeado un bar un poco más rústico que el resto del local.

Me senté bajo la pérgola, de donde de vez en cuando caía alguna hormiguita, parte del encanto, supongo de estar entre tanta vegetación, cuando me llevaron la carta. De las interesantes entradas, me decidí por una sopa vichyssoise. Fría, cremosa y refrescante, la vichyssoise me resultó muy estimulante para el paladar, con notas de puerros y papa.

Como plato fuerte, una pierna de cordero con menta llamó inmediatamente mi atención. El cordero es una de mis carnes favoritas, por su fuerte aroma y compleja consistencia, pero no siempre me ha dejado feliz cuando lo he pedido en distintos restaurantes.

En algunos lugares, las chuletas de cordero no se sienten frescas. Y también recuerdo un restaurante, que ya no existe, por cierto, donde ofrecían pierna de cordero, pero la servían en hilachas, lo que me dejó negativamente sorprendido cuando me llevaron mi plato. En pocas oportunidades he podido satisfacer mi deseo de comer cordero cavernariamente: enfrentándome a una carne resistente, aromática, y desprenderla del hueso a la que está atada.

Una sorpresa similar me llevé en El Sereno, pues el cordero venía en medallones de carne prensada, con la menta en su interior, lo que rompió con mi ilusión de deleitarme con una pieza de mayor integridad. Y si eso no fuera decepción suficiente, estaba cubierta con una salsa morena de muy pocos méritos, sin complejidad ni dedicación. Todo esto acompañado con arroz y vegetales salteados, las guarniciones menos imaginativas posibles.

También probé unas chuletas de cerdo, que tenían una salsa mucho más interesante, y una sopa de tortilla, de convincente aroma, opciones que parecieron bastante mejores de las que yo escogí, aunque siempre acompañadas de vegetales salteados y arroz.

El Sereno me sedujo más por su local, que por la comida que ordené, lo que en mi opinión es para darle tres lenguas :P :P :P

1 comentario:

  1. Yo descubrí el Sereno en los años noventa cuando tenía 18 años y quería impresionar a la niña que me quitaba el sueño

    Recuerdo que los precios de la carta estaban bastante lejos de la capacidad de mi cartera, así que finalmente escogí una ensalada de tomate

    La más rica y más cara que he probado en mi vida!

    Gracias señor Gourmet por recordarme esta época tan linda de mi vida.

    Raúl

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