Ubicado en el primer nivel del Hotel Mercure, Edificio Casa Veranda, local 7, 12 calle 1-24 zona 10, teléfono 23602934, 52277829, 54852499.
La trilogía del colesterol, parte II
Dentro del compacto edificio Casa Veranda, donde está el hotel Mercure, me escurrí en mi automóvil dentro del estrecho sótano hasta llegar al nivel -3 y parquearme con tranquilidad. Subí a un elevador igual de abreviado y me dirigí al lobby. Perdí totalmente el sentido de la orientación, pero afortunadamente el lugar está lo suficientemente bien señalizado para encontrar este maravilloso lugar que se llama La Boquería de Barcelona Viva.
Un local revestido de piedra, de atmósfera seria pero agradable, recibe a los comensales para llevarles a una vista casi a ras del suelo de la primera avenida de la zona 10. Los ventanales son amplios, de PVC, y tienen impresos los escudos de las distintas regiones autonómicas (o no autonómicas, yo de eso la verdad no sé nada) de España y también el escudo de Guatemala.
El menú describe la historia del restaurante La Boquería que existía (así lo entendí, en pretérito imperfecto del indicativo) en la Antigua Guatemala y que luego se asienta en el nuevo local en la zona 10. El servicio es muy bueno y el ambiente del lugar sería más convincente si no tuviera las TV de pantalla plana que tanto me irritan. Al menos aquí estaban dispuestas con más discresión que en otros lugares.
El bocadillo de cortesía son panitos con tomate, tipo bruschetta. ¡Excepcionales!; ¡deliciosos! y ¡gratis! Un magnífico augurio para lo que habría de venir.
De entrada pedí un paté de hígado de oca, que así le llaman al ganzo. Me lo sirvieron con una mermelada de tomate y pimientos. Estaba más o menos. No es una entrada que volvería a pedir. No tiene el aroma lo suficientemente delicado como para convencerme.
El plato fuerte fue una maravilla: lechón a la asturiana. Suficiente para compartir entre dos personas (que no sean muy comilonas, eso sí), el lechón es toda una delicia. Lo sirven de manera sencilla: cuatro piezas en una cazuela sin mayor adorno, con una discreta salsa en el fondo.
La diversidad de texturas, que van de lo tostado del cuero a lo gelatinoso del gordito, combinado con los aromas y la salsa que no competía para nada, sino reforzaba el plato de manera muy convincente; todo ello constituyó una experiencia suculenta. Las opciones de guarnición eran vegetales, arroz o papas fritas. Como se trataba de despedirme del colesterol, pedí las papas fritas. Estaban bien, pero tuve que pedir ketchup para acompañarlas, pues no tenían ninguna salsa que las aderezara.
Mi postre fue un flan. Muy bien hecho, fresco y llamativo.
Una experiencia deliciosa, la Boquería parece que será uno de mis lugares favoritos cada vez que me autorice una dosis extra de colesterol. Me cuidaré de no ir un día que haya partido de fut, pues con las TVs me imagino que el ambiente se transforma en tribuna de algún equipo español. Calificación: cuatro lenguas y media :P :P :P :P :p
Yo he probado la paella, algunas entradas de zetas al ajillo y chorizos, son exquisitos como el vino de la casa que sirven. me encanta mucho ese lugar. I.
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