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La trilogía del colesterol, parte I
Mis resultados de colesterol, como los de todo el mundo, me requerirán abstenerme de comer de la manera en que lo he hecho últimamente. Para despedirme de ese estilo de vida, qué mejor que comer las carnes rojas y grasosas más suculentas, antes de empezar una dieta a base de granos y raíces, como que soy ermitaño en los Himalayas. Así como otros escalan las siete cumbres más altas del mundo, o visitan los sagrarios para Semanasanta antes de finalizar la abstinencia (vaya saber usted de qué), yo me di a la tarea de darle a mis arterias tres buenas dosis de colesterol previo a someterme a una rigurosa dieta. Fue así como decidí ir al Restaurante David Crockett.
David Crockett fue un héroe de la batalla del Álamo, bastante desconocido en Latinoamérica. Es inexplicable por qué le pondrían así a un restaurante. Entiendo que también existen estos locales en República Dominicana y en España. El lugar no es nada pretencioso en cuanto a decoración, aunque sí tiene una atmósfera de exclusivo, tal vez por que mantienen la puerta peatonal cerrada todo el tiempo y los cristales de las ventanas son obscuros. Tiene ese piso de granito blanco muy de moda en los 70, paredes con páneles de madera fina y varias cabezas de venados colgadas en las paredes que evocan un bosque frío.
Los meseros están impecablemente bien entrenados, y el servicio es magnífico. Había escuchado que en este lugar sirven el Kobe stake. Después de investigar un poco, y por la referencia al ganado "angus" de la carta, creo que es más bien Kobe-style, pero no estoy seguro. La carta describe los cortes de carne y lo exclusivo de su origen. Supongo que un corte así de fino sería el broche de oro para mi primer pico de colesterol.
La descripción del Kobe, que se encuentra en las penúltimas hojas del menú, es la apología de la carne asada. Indica que las reses de las que se extrae este corte gozan de masajes con agua, se alimentan de maíz orgánico y uvas, toman abundante cerveza y son sacrificadas mientras escuchan música clásica. Mmmm...vamos a ver, cerveza, masajes, uvas y música clásica...si esto hace que la carne sea buena, me imagino que mi tía Maruja ya va dando el punto para el matadero...
La única pieza "clásica" que se me viene a la mente para ambientar un rastro es la "danza del sable" que es aplicable básicamente a todas las líneas de producción.(http://www.youtube.com/watch?v=eUFWaauGPCs&feature=related)
El precio del Kobe stake es verdaderamente único, también. Cuesta Q595 el corte de 10 onzas. Sí, es correcto, Q 595, o bien $75. Bueno, seguramente el matadero lo ameniza en vivo la orquesta de la Academia de Saint Martin in the Fields, y por eso el precio. En todo caso, si voy a comer avena por el resto del año, me imagino que me puedo dar este gusto, ¿no? Además, si eso me dan por cada 10 onzas de mi tía, ¡ya me hice rico!
Pues resulta que no me pude dar el gusto. Cuando pregunté por el Kobe stake, el mesero hizo casi una genuflexión, como implorándole a algún Gran Visir que no le corte la cabeza. Ganas no me faltaron. Resulta que ¡NO HABÍA KOBE STAKE!... mis arterias respiraron de alivio, igual que mi tarjeta de crédito. Tuve que conformarme con un rib-eye de angus negro.
El rib-eye estaba bastante bueno, pero no me lo sirvieron recién salido de la parrilla y en un plato que no estaba pre-calentado, por lo que se enfrió muy rápido y tuve que pedir que lo recalentaran. Reitero que el corte de carne estaba muy bueno, jugoso, aromático, bien logrado. Pero estaba servido en un plato bastante desabrigado, con un par de rodajas de tomate ciruelo de adorno. Lo acompañé con una ensalada mixta (lechuga, tomate, cebolla y aguacate).
De postre ordené crepes de nutella. Bastante mejor presentado que el stake, el postre estaba bien, aunque con una mácula consistente en jarabe de chocolate comercial. Me pareció que el toque de chocolate que completaba el adorno, era de algún sirope sacado de un bote plástico.
Pues ni modo, tendré que esperar a que mi colesterol baje a niveles extra-saludables para regresar y ver si ya se encuentra el Kobe stake. Mientras tanto ahorraré. Por una comida con algunos destellos agradables, pero por lo demás ordinaria, al Restaurante David Crockett le asigno tres lenguas :P :P :P
LMAO!!! me pregunto que dijo su tia de este blog. Acabo de encontrar este link y me estoy disfrutando cada post. Gracias por escribirlo, no es solamente usted un amante de la comida, sino un excelente escritor descriptivo. Enhorabuena y siga deleitandonos con sus experiencias culinarias.
ResponderEliminarSylvana T.
A sus órdenes Sylvana, un gusto que disfrute de los posts!
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