domingo, 29 de agosto de 2010

Restaurante Enoteca Toscana

Ubicado en la 20 calle, 12-84 zona 10, Plaza Ferco. Teléfono 23680026 y 52034255

Entre los locales de la Plaza Ferco se encuentra una puertecilla que introduce a unas gradas sobrias y elegantes que llevan a este restaurante de sobresaliente buen gusto. Un vocero de una embajada, un ex representante de una cuestionada organización internacional, un señor que se parecía a Valeri Gérgiev, y yo, cada quien en su respectiva mesa, constituíamos la constelación de celebridades menores que buscábamos saciarnos con el refinado menú de L'Enoteca Toscana.

Al sentarme, el mesero diligente me llevó una bebida de cortesía. Una composición cítrica de interesante amargor, con mucho hielo, con efecto inmediato para contrarrestar el calor del medio día. Un momento después vino el bocadillo de cortesía: tomates deshidratados, ¡excelentes! con eso y la bebida me hubiera dado por satisfecho, pero como todos me iban a ver feo si me levantaba en ese momento, pues pasé a examinar el menú.

Observé en la carta que había dos platillos con foie gras, y pregunté a la mesera cuál me recomendaba. "Sólo hay uno", me dijo. Le mostré que eran dos, una entrada y un plato fuerte. "Ahh, si, pues el plato fuerte trae más foie gras, la entrada [por el contrario] es pequeña"; "pero los dos cuestan lo mismo, mejor pido la entrada, ¿no?", reparé. La chica cayó en cuenta: ambos platillos tenían el mismo elevado precio, pero uno bien podría tener significativamente menos foie gras que el otro. Creo que en ese momento los dos pensamos ¡touché!

Mi pensamiento empezó a discurrir: ahh, si me como el plato grande de foie gras, no voy a poder probar la pasta, pero no debería comer pasta, por aquello de los triglicéridos, pero se ve que aquí la pasta es algo que hay que probar... en fin, en esa fracción de segundo llegué a la conclusión de que debía pedir la entrada de foie gras y un plato fuerte de pasta. Así lo ordené, no sin antes escuchar la larga e interesante exposición de todas las variantes de pasta disponibles ese día. La cocina semiexpuesta del restaurante presenta orgullosamente la fresquísima pasta, por lo que ignorarla hubiera sido una falta de respeto.

Me decidí entonces por la entrada de foie gras con uvas caramelizadas y un plato fuerte de tagliolini con salsa de trufas negras. Me llevaron el foie gras, que consistía en un cautivador conito que tenía de base la parte de grasa amarilla, coronada con el hígado, reposando sobre una reducción de vinagre balsámico en la que estaban bañadas las uvas verdes, sin piel y sin semillas. Breve, pero muy delicioso. Con esa consistencia que se derrite en la boca, liberando un aroma delicado, combinado con el vinagre y las uvas, fue una maravilla, pero como expliqué arriba, parece sobrevaluado. Tal vez la mejor manera de confirmar si efectivamente lo es, sea regresar y pedir el foie gras como plato fuerte.

Me ofrecieron un vino tinto, que era único que estaban sirviendo en copa, y al verlo sólo pensé: esto será más saludable que cualquier otra cosa..."está bien, sírvame una copa".

Me llevaron mis tagliolini (tallarines, que le llaman). Tal vez la mejor pasta que he probado; aunque los fideos no son mi debilidad, esta composición tenía un excelente queso, una salsa cremosa pero más bien ligera de trufas negras, y una consistencia simplemente perfecta. Cuando consumí todo el queso de la superficie, sin embargo, se le fue un poco el encanto. No sé si habrá sido el vino, (al final de cuentas, ¡el vino sólo pido por que es cardioprotector!), pero lo cierto es que el maridaje no me resultó bien: ya sin el queso, me pareció que el vino acentuó las notas menos atractivas de la salsa de trufas.

A todo esto, los distintos meseros y el chef no escatimaron en preguntarme repetidamente si me gustaba la comida y si deseaba algo más. Se podía percibir en el ambiente el auténtico esfuerzo por agradar a los comensales.

Mi postre consistió en un mousse de chocolate a la naranja. Con un precio que duplica el de otros lugares, el mousse también es significativamente más grande y con una presentación más impresionante. Sobre un plato plano se deposita una esfera de chocolate, tal vez más grande que una bola de billar, en la que se insertan dos galletas muy finas y una rodaja de naranja cristalizada, y a manera de agujero negro, a su alrededor parecen orbitar las ralladuras de cáscara de naranja en un dulce jarabe. Suficiente para dos personas, no pude terminarme la esfera, que no tenía un chocolate tan aguerrido como el que más me seduce, pero estaba bastante bien.

Sin duda L'Enoteca Toscana es un lugar que me puede sacar las cinco lenguas, pero mientras salgo de dudas sobre los platos de foie gras y aprendo a elegir mejor los vinos, ¿será mucha penalización darle cuatro lenguas y media? :P :P :P :P :p