De veras que el tiempo pasa rápido...y más cuando uno se divierte. Por 12 meses, me he pasado escribiendo sobre restaurantes en este universo de autopublicación llamado blogósfera, cumbre del narcisismo... bueno, después de "facebook", ese altar virtual que le hacemos descaradamente a nuestra foto.
De regalo de aniversario me propiné un par de platos del muy celebrado ganso húngaro: un hígado a la plancha con peras caramelizadas y una pierna rostizada.
La pierna del ganso estaba acompañada de col morada, puré de papas y una ensaladilla de arúgula. Su textura, aroma y sabor eran de mitología, pues parecía que habían cruzado a un pavo con un marrano: justo sobre la carne magra y deliciosamente fibrosa se encontraba una capa como de chicharrón, de superficie tostada sobre una semi gelatinosa capita de manteca. Una auténtica delicia.
Por su parte, el hígado de ganso es legendariamente exquisito. El que yo comí estaba acompañado de peras una sugestiva salsa de caramelo, lo que acentuaba dramáticamente el explosivo hígado. Digo explosivo por que la carne tierna de cada una de las rodajas era de una consistencia tal, que parecía tener por fuera una película que, al ser rasgada por los dientes, libera como en una pequeña explosión su delicado y aromático contenido.
Otras delicias de Hungría que pude probar fueron la morcilla con fuerte aroma a mejorana y el ubicuo goulasch.
Pero regresando al tema del blog, han pasado cosas memorables, como haber obtenido más de siete mil quinientos hits! Muchas gracias a todos los lectores!
Algunos de los restaurantes que reseñé ya no existen, la versión japonesa de Iron Chef ya no la dan más en el canal Sony, y me invitaron a publicar en la revista D de Prensa Libre. Un reconocido chef me propinó mi primer "fuck you" (véanlo, está en los comentarios de una de las reseñas), y mis seguidores son ya 33.
Creo que en este segundo año de la Papila haré algunos cambios. Por ejemplo, si mis columnas podrían ser más estructuradas, y la calificación debe ser un poco más informativa...pero no tengo prisa. Esto es lo maravilloso de la blogósfera: uno está allí cuando quiere y como quiere, a la vista de mil millones de personas ¿no es eso algo surrealista?